Vamos al grano: Melbourne en 2 días no es un maratón, pero tampoco un paseo.
Es una escapada intensa, como ese ligue fugaz que te deja pensando en volver. Sí, podrías pasarte una semana entera conociendo la ciudad, pero si lo haces bien, con dos días puedes ver lo mejor, comer de escándalo y largarte con la sonrisa puesta.
Esta guía no es para que te agobies marcando puntos en Google Maps. Es para que te lo pases bien, vivas como un local (aunque sea por 48 horas) y te lleves en la maleta más que fotos bonitas: momentos que te den ganas de volver.
Día 1: El “Buenos días, Melbourne” que no se te olvida
Mañana: El centro, el alma, lo que no puedes no ver
Empieza fuerte. Flinders Street Station es esa postal que has visto mil veces, pero cuando estás ahí, impresiona. Desde ahí te plantas en Federation Square y de paso te cuelas gratis en el Ian Potter Centre, que tiene arte australiano e indígena que no te va a dejar indiferente.
Ahora, prepárate: Hosier Lane. Paredes que hablan. Graffiti que cambia cada semana. Es de esos sitios que no sabes si estás en una galería o en una película. Y no te vayas sin una foto, que aquí hasta el postureo tiene sentido.
Haz un break. En serio. Melbourne no se entiende sin café, y el tuyo está esperándote en Degraves Street. Pide un flat white y observa. Vas a ver el ritmo real de la ciudad. A esa hora, sin filtros ni influencers.
Tarde: Entre mercados, libros y jardines
Hora de comer algo decente. El Queen Victoria Market es como un Tinder de sabores: hay de todo, y casi todo funciona. Ostras frescas, comida asiática, empanadas… lo que te apetezca. Barato, bueno y con ambiente.
Y luego elige: cultura o naturaleza. O los dos. Porque tienes la State Library (esa sala de lectura con techo de cúpula es para flipar) o los Royal Botanic Gardens, perfectos si te apetece bajar revoluciones. ¿Historia? Pues al Shrine of Remembrance, que es gratis, bonito y tiene vistas brutales.
Noche: Cena, luces y si quieres, un musical
Para cenar: Chinatown. Aquí comes como en Asia pero sin jet lag. O si prefieres vistas, tira para Southbank Promenadey come con el Yarra a tus pies.
¿Y si te quedan fuerzas? Un musical en el Princess Theatre. O una obra en el Regent. Melbourne tiene más cultura en una calle que muchas ciudades en un mes. Y no exagero.
Día 2: Barrios con alma y un atardecer que no se olvida
Mañana: Fitzroy, el barrio que te va a robar el corazón
Desayuna en Fitzroy, y prepárate para lo alternativo, lo raro, lo auténtico. Tiendas vintage, librerías donde perderse, arte urbano por todos lados. Brunswick Street es la columna vertebral de todo esto.
Aquí no vienes solo a mirar. Vienes a comprar cosas que no sabías que querías: vinilos, arte, ropa con historia. Y si te mola el rollo underground, date una vuelta por Johnson Street. Es como un museo gratuito, pero sin reglas.
Tarde: St Kilda, la playa, el parque y los pingüinos
A media tarde, cambia el chip. Tira para St Kilda. Es fácil, hay tranvía. El muelle, el Luna Park, la playa… Todo tiene ese aire vintage, de peli de los 90.
Pero lo mejor llega con el sol bajando: los pingüinos azules. Sí, hay una colonia que vuelve cada noche a los rompeolas del muelle. Gratis. Precioso. Mágico. De verdad.
Cena con vistas al mar. Pide unos fish and chips o una pizza fina. Sabe mejor cuando hay sal en el aire.
Noche: El broche final, Melbourne a tus pies
Si aún te queda cuerda, tienes dos opciones:
Subir al Eureka Skydeck y ver la ciudad desde lo más alto del hemisferio sur.
O tomarte una copa en un rooftop con ambiente. ¿Recomendaciones? Naked for Satan en Fitzroy o Rooftop Baren Swanston. Buen rollo, vistas, música… el cierre perfecto.
Consejos reales para sobrevivir a Melbourne en poco tiempo
Organiza bien el recorrido. Aquí las distancias engañan.
Calzado cómodo o mueres. Vas a andar más de lo que piensas.
El clima está loco. De verdad. Lleva algo por si llueve, algo por si hace calor, y algo por si baja la temperatura 10 grados en una hora.
Reserva entradas con antelación si quieres ver algún espectáculo.
Cómo moverse sin arruinarte
El tranvía en el centro (CBD) es gratis. Y con eso llegas a muchos sitios top.
Para salir del centro (St Kilda, Fitzroy), usa la Myki Card. Se compra fácil.
¿Alquiler de bicis? También.
¿Uber? Sí, pero úsalo solo si vas justo de tiempo o quieres darte el capricho.
Qué comer en Melbourne: tu barriga lo va a agradecer
Melbourne es una fiesta gastronómica. No exagero. Prueba esto:
Brunch con huevos benedictinos o tostada con aguacate.
Comida de todo el mundo. Tienes vietnamita, griego, italiano, libanés… en la misma calle.
Postres de escándalo: busca un lamington o un helado en Pidapipó.
Y si quieres ahorrar: Queen Victoria Market es tu templo.
Qué hacer en Melbourne gratis o con poco dinero
Sí, se puede disfrutar sin vaciar la tarjeta:
Museos gratis: NGV y la Biblioteca Estatal.
Arte urbano por las laneways.
Pingüinos al atardecer en St Kilda.
Tranvía gratuito por el centro.
Jardines, parques, paseos… El aire libre aquí es un regalo.
Y si vienes justo de pasta: come en mercados, camina mucho y olvídate de los tours organizados. No los necesitas.
Lo importante: que no te quedes con ganas de más (aunque te pasará)
Visitar Melbourne en 2 días es posible, y puede ser la bomba. Te lo dice alguien que vive en Australia desde hace años y sigue descubriendo rincones nuevos.
Y si después de esta guía sientes que quieres quedarte más tiempo, estudiar o incluso vivir aquí, ya sabes que en Goldy Australia te lo ponemos fácil. Te ayudamos con la visa, la escuela, el alojamiento, el curro… y te contamos todo sin venderte humo.
Porque esto no va de visitar un lugar. Va de vivirlo.
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