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Cómo rellenar un contrato de trabajo en Australia (y no morir en el intento)

Hay un momento clave en la vida de todo español o latino que aterriza en Australia:
no es cuando ves un canguro, ni cuando pruebas el primer flat white, ni cuando te haces una foto con la Opera House de fondo.
Es cuando te ofrecen tu primer trabajo y te dicen:

“Te mandamos el contrato por email, fírmalo y empezamos el lunes.”

Y ahí, con el corazón latiendo y el inglés tambaleante, abres el documento.
Tres páginas de palabras raras, siglas incomprensibles, números por todas partes.
Superannuation, TFN, award, casual loading…
Y tú solo piensas: “Vale, esto parece importante, pero no entiendo nada.”

Tranquilo.
Todos pasamos por ese susto.
Australia es un país maravilloso, pero tiene su propio idioma burocrático.
Hoy vas a aprender cómo rellenar un contrato de trabajo en Australia, qué mirar, qué evitar y cómo hacerlo sin que nadie te tome el pelo.

Lo primero que tienes que entender

En Australia todo se hace por escrito.
Nada de promesas de pasillo ni “te lo pago la semana que viene”.
Aquí, si no está firmado, no existe.
Y si lo firmas sin entenderlo, la ley no te va a proteger porque “no hablabas bien inglés”.

Así que olvídate de esa costumbre latina de confiar ciegamente.
Tu contrato es tu escudo.
Y como todo escudo, hay que saber usarlo.

Un contrato laboral australiano no solo dice cuánto cobras.
También define tus derechos, tus horarios, tus descansos, tus vacaciones, tus responsabilidades y, por supuesto, tus límites.
Y firmarlo sin leer es como tirarte a una piscina sin saber si tiene agua.

¿Cómo rellenar un contrato de trabajo en Australia?

Vamos paso a paso.
No hace falta ser abogado, solo tener los ojos bien abiertos y no dejar que la emoción te nuble.

 Tus datos y los del empleador

Empieza por lo básico.
Tu nombre completo debe estar exactamente igual que en tu pasaporte. Ni apodos, ni segundas iniciales que no figuren.
También tu dirección actual y tu TFN (Tax File Number) o ABN si trabajas como autónomo.

Por su parte, el empleador tiene que incluir su nombre legal, dirección y ABN (Australian Business Number).
Si ese número no aparece o te lo dan de palabra, sospecha.
Todo negocio registrado en Australia debe tenerlo, y puedes comprobarlo tú mismo en abr.business.gov.au.

Si no figura ahí, o no coincide con el nombre de la empresa… sal corriendo antes de firmar.

 El tipo de empleo: la palabra mágica que lo cambia todo

Aquí es donde muchos se pierden.
Tu contrato te dirá si trabajas como casual, part-time o full-time.
Y esto cambia absolutamente todo.

  • Casual significa que no tienes horas garantizadas. Te llaman cuando te necesitan.
    La buena noticia: te pagan más por hora.
    La mala: no tienes vacaciones, ni bajas pagadas, ni estabilidad.
    Es el contrato típico para estudiantes o trabajos temporales.

  • Part-time implica que trabajas menos horas, pero en días fijos.
    Tienes derechos: vacaciones, bajas, superannuation (ese fondo de pensiones que un día agradecerás).
    Cobras un poco menos por hora, pero duermes mejor.

  • Full-time es jornada completa, unos 38 horas semanales.
    Tienes todos los derechos laborales: vacaciones, bajas, estabilidad.
    Ideal si ya estás instalado o tienes un visado que te lo permite.

💬 Consejo Goldy: si estás con visa de estudiante, lo más normal es que te ofrezcan casual o part-time.
Ambos son legales, pero asegúrate de que tu salario es justo.
Puedes comprobarlo en la web oficial fairwork.gov.au/pay.

 Las horas de trabajo

Aquí es donde muchos meten la pata.
Lee bien cuántas horas vas a trabajar por semana.
Si pone algo como “as required” (según necesidad), significa que te llamarán cuando les venga bien.
A veces te llamarán todos los días. A veces, ninguno.

Si necesitas ingresos estables, busca contratos donde ponga un número concreto de horas o al menos un promedio.
Y si eres estudiante, recuerda que no puedes superar las 48 horas cada dos semanas.
Aunque el jefe te diga que no pasa nada, el que se arriesga eres tú.

 El salario (el punto que todos miran primero)

Tu contrato debe decir claramente cuánto cobras por hora o al año.
Nada de “según rendimiento” o “a convenir”.
Eso en Australia no se estila.

También debe indicar si el salario incluye o no el superannuation, ese fondo de pensiones que todos los empleadores están obligados a pagar.
Normalmente es un 11 % adicional que va a tu cuenta de jubilación. No lo ves ahora, pero existe.

Y algo más: si tu jefe te paga menos de lo que dice la ley, no está siendo generoso, está siendo ilegal.
El salario mínimo depende de tu industria. Compruébalo en Fair Work Ombudsman.

¿Te pagan en efectivo y sin recibo?
No, no te están “haciendo un favor”. Te están dejando sin derechos.
Sin registro no hay pruebas, y sin pruebas no hay justicia.

Fechas, duración y periodo de prueba

Tu contrato debe incluir la fecha en la que empiezas y, si es temporal, cuándo termina.
Si no tiene fin, se considera indefinido.

También suele incluir un periodo de prueba (probation period).
Durante ese tiempo que puede durar entre tres y seis meses ambas partes pueden terminar el contrato sin penalización.
Es el momento en el que ambos os probáis mutuamente: si encajáis, seguís; si no, adiós y buena suerte.

La firma

Aquí se acaba la teoría.
Cuando firmes, lo que está escrito se cumple.
Así que nada de firmar deprisa ni “ya lo leeré luego”.

Verifica que el empleador también firma y que te da una copia del contrato (física o digital).
Guárdala como si fuera tu pasaporte.
Si algo pasa, esa copia puede salvarte de más de un problema.

¿Qué debe tener un contrato laboral en Australia?

Por ley, todo contrato debe incluir:

  • Tus datos personales y los del empleador.

  • Tipo de empleo y jornada.

  • Horas y salario.

  • Lugar de trabajo.

  • Condiciones de vacaciones, descansos y bajas.

  • Periodo de prueba.

  • Forma de finalizar el contrato.

Si falta alguno de esos puntos, no firmes hasta que lo aclaren.
Recuerda: en Australia las palabras se las lleva el viento, pero los PDFs son para siempre.

¿Puedo firmar un contrato en Australia con visa de estudiante?

Sí, y de hecho la mayoría de los estudiantes lo hacen.
Tu visa te permite trabajar, pero con límites: 48 horas por quincena durante las clases, y jornada completa en vacaciones.

Si tu contrato exige más de lo permitido, no lo firmes.
Porque cuando Inmigración revise tus horas, no le va a importar que “tu jefe te lo pidió”.
Le importará que rompiste las reglas.

Asegúrate también de que el trabajo está dentro de las condiciones de tu visa.
Algunos visados no permiten ciertos sectores o tipos de empleo.
Si tienes dudas, en Goldy Australia te lo revisamos gratis antes de que metas la pata.

 Tipos de contrato que puedes encontrarte

Australia tiene un sistema muy claro, pero no siempre lo explican bien.

  • El Casual Employment es el más común entre estudiantes y recién llegados.
    Te pagan más por hora porque no te garantizan continuidad.
    Perfecto si necesitas flexibilidad o combinas trabajo y estudio.

  • El Part-time Employment es el paso siguiente.
    Horas fijas, derechos garantizados, vacaciones y un horario más estable.
    Si tu inglés mejora y ya estás cómodo, este tipo te da estabilidad sin atarte del todo.

  • El Full-time Employment es la meta de muchos.
    Sueldo fijo, derechos completos, vida organizada.
    Si tu visa te lo permite, es el contrato que te da tranquilidad (y una cuenta bancaria más feliz).

  • El Contractor con ABN es el mundo freelance.
    Trabajas por tu cuenta, emites facturas, eliges tus clientes.
    Ideal si haces limpieza, jardinería o delivery.
    Pero ojo: si te hacen trabajar con ABN pero te tratan como empleado, eso es ilegal. Se llama sham contracting.
    Y se denuncia.

Los errores más comunes (y cómo evitarlos)

  1. Firmar sin leer.

  2. No guardar una copia.

  3. Creer que el inglés “más o menos” vale.

  4. Trabajar sin TFN o ABN.

  5. Pasarse de horas si tienes visa de estudiante.

  6. Pensar que por ser extranjero tienes menos derechos.

Australia no funciona así.
Aquí las reglas se cumplen, pero hay que conocerlas. El papel que firmas es importante, pero el contrato más valioso no está en tinta.

Está en tu cabeza.

El día que llegaste a Australia firmaste contigo mismo otro tipo de acuerdo:

“He cruzado medio mundo para hacer las cosas bien.”

Ese es el contrato invisible que te empuja a aprender, a preguntar, a crecer.
Y si un documento te da miedo, no lo firmes sin entenderlo.
Aquí estamos para eso.


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Porque la libertad empieza cuando sabes lo que firmas.

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